Desde el sábado se han vivido momentos muy duros y se han llorado lágrimas amargas por el ingreso y la muerte de Antonio Puerta. El futbolista del Sevilla pasó tres días y tres noches luchando por la victoria más difícil, salvar su vida para poder ver a su hijo y consolidar un futuro prometedor.
Desgraciadamente, los problemas del corazón y del cerebro le ganaron el partido dejando al mundo del futbol consternado y muy emocionado por la triste noticia. Sin embargo, su ida ha servido para que dos aficiones se unan en una, para que por una vez el deporte rey no esté dividido, para que todos nos demos cuenta de lo que vale una vida y de que no valen la pena ni las rivalidades ni los enfrentamientos.
Es triste que haya tenido que haber una pérdida para que nos demos cuenta, pero como se suele decir: más vale tarde que nunca. Esperemos que a partir de ahora las cosas en el mundo del futbol y sobre todo en el mundo en el que vivimos cambien.
