04 diciembre, 2006

SUPERWOMAN

El síndrome de "superwoman" está cada día más patente en la sociedad. La mujer actual se ha convertido en varias personas a la vez. Trabaja, se encarga de los hijos, organiza la casa, hace la comida y todavía tiene tiempo de estar con su marido.
Antes, las mujeres trabajaban en casa, se encargaban de sus hijos, los llevaban al colegio y tnían preparadas las zapatillas de estar por casa del marido para cuando llegara; ahora, educadas bajo los mandatos de una sociedad que les exige dar el máximo en cada rol y faceta de su vida, muchas mujeres profesionales se autoimponen cumplir a la perfección un sinfín de tareas las veinticuatro horas del día para poder compatibilizar trabajo y vida privada; y dar respuesta a unas elevadas expectativas: alcanzar el éxito profesional, tener una relación de pareja perfecta, unos hijos maravillosos, mantenerse estupendas físicamente, cultivarse intelectualmente... y tener estilo de vida que haga justicia a todas estas aspiraciones.

Las "supermujeres" acaban sus dobles y triples jornadas con la sensación de que se le ha descargado la batería; exhaustas física y mentalmente. Pero el estrés es sólo el tejado del edificio. La base que sostiene esta construcción es la sobrecarga de tareas y responsabilidades que asumen: querer “tenerlo todo”, simultáneamente, en todas las esferas de la vida. Ese querer "tenerlo todo" implica querer "hacerlo todo" y "hacerlo todo al mismo tiempo".

Pienso que a estas alturas ya está bien de convertirnos en supermujeres del día a día. Tenemos que empezar a priorizar. La vida se basa en eso, en priorizar y organizar. Esto no significa que tengamos que renunciar a nuestras ambiciones ni sueños pero hemos de planificarnos. Por mucho que la sociedad nos exija ser "superwomans" debemos plantarnos y desterrar ese rol para siempre.

1 comentario:

cristina dijo...

La situación desde luego ha cambiado mucho y tenemos que dar gracias porque ahora por fín podemos demostrar lo que valemos. En mi opinión todavía nos estamos adaptando y la solución pasa por tres opciones: O la pareja sentimental se implica lo mismo o más que tu en todos los aspectos, o renuncias a tu familia y encargas a un tercero que la cuide en beneficio de tu vida profesional, o vives tu vida sola sin pareja ni hijos y así no tienes a nadie que te moleste para realizar tus sueños. Tenemos que elegir, y es duro porque muchas veces no depende solo de ti.